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martes, 19 de febrero de 2013

¿EXPLOTÓ YA LA “BURBUJA” DEL ORO?

Imagen: Goldalert.com

El miedo se apodera del mercado de metales preciosos. Enero y febrero de 2013 no han sido precisamente meses alcistas para el oro y la plata. De hecho para el primero, podríamos decir que han sido “malos”, al menos así lo es para los ojos no entrenados en detección de oportunidades.

Es la regla. Miedo y ambición son las dos emociones que han movido, y moverán por siempre, los ánimos y decisiones de los inversionistas. A nadie le gusta sentir que va en dirección opuesta a lo que la mayoría opina, a menos que sepa muy bien lo que está haciendo. La presión social, en este y todos los ámbitos, suele ser más fuerte que la voluntad del observado.

Sin embargo, el inversor considerado como “contrario”, sabe muy bien la vieja norma que a tantos les ha redituado: ser codicioso cuando todos tienen miedo, y tener mucho miedo cuando todos son codiciosos.

Hoy más que nunca, esto es válido en lo que toca al mercado del rey de los metales.

En este sentido, sería un error pensar que las recientes bajas en su cotización, como las que lo llevaron a mínimos de seis meses este viernes, son producto solo de las libres fuerzas de la oferta y la demanda. O peor aún, creer que su “burbuja”, como han dicho sus conocidos detractores, ha reventado. Nada más alejado de la realidad.

Podemos decir que el abrupto desplome del pasado viernes 15 de febrero, es el segundo ataque artero contra el oro en más de dos meses, luego del ocurrido el 13 de diciembre en la madrugada, con los mercados de Londres y Nueva York cerrados.

Aquel golpe fue asestado por “alguien”, con la capacidad y posición suficientes para causar un gran daño, requisito que cumplen no por casualidad algunas de las más grandes corporaciones financieras.

Cabe recordar que apenas el día anterior, la Reserva Federal (Fed) estadounidense había anunciado la expansión de su “flexibilización cuantitativa” (QE4, en inglés), vía la compra de bonos del Tesoro, y con la cual estaría imprimiendo sin límites, 85 mil millones de dólares mensuales. Las ocasiones anteriores, cada anuncio de rondas QE se correspondió con alzas en los metales preciosos, pues nada hay más benéfico para ellos que la creación de dinero sin respaldo.

Pues bien, la semana pasada, y en particular el viernes, tuvieron lugar también fuertes acometidas contra el precio del oro, en un instante en que también podían causar severos estragos. Esto porque uno de sus mayores demandantes de metal físico, China, se encontraba de vacaciones y con sus principales mercados cerrados casi todos los días, por las celebraciones de su año nuevo. Un buen momento.

Prueba de ello es que la reacción llegó. Como reportó ayer Goldcore.com, con la reapertura del Shanghai Gold Exchange este lunes, el volumen de contratos en efectivo de oro con pureza de 99.99%, se disparó a una nueva marca de más de 22 toneladas métricas.

Ahora bien, debemos decir que esas precipitadas e inducidas caídas, no han servido para detener al “toro” (mercado alcista) de oro. Esta, evidencia suficiente para demostrar que, en el largo plazo, las fuerzas del mercado siempre prevalecen.

De hecho, 2012 fue su décimo segundo año consecutivo con cierre positivo, incluso a pesar de haber iniciado una esperada fase correctiva desde septiembre de 2011, después de tocar un máximo histórico por encima de 1,920 dólares la onza troy (31.1 gramos).

Cabe agregar que ni siquiera en ese entonces se estuvo cerca de alcanzar un nivel especulativo de burbuja: ¿cómo puede siquiera decirse algo así, cuando ajustado por inflación oficial su récord real de 1980, se encuentra casi en los 2,400 dólares la onza?

Por otra parte, no debemos soslayar que esta racha de 12 años imbatibles de senda ascendente es muy poco usual para cualquier materia prima.

No podemos descartar que 2013, sea el primer año con cierre inferior al del año pasado, pero eso sí, asimismo podemos estar ciertos de que luego de este descanso, la cotización del oro retomará la escalera al cielo.

El oro, como la plata, son “seguros de vida” contra las fallas sistémicas que continuarán afectando el mundo económico-financiero.

A las señales de desaceleración en Estados Unidos y Europa, los graves problemas que aquejan al Japón, etc., se suma que cuando tengan que enfrentar la próxima e inevitable gran recesión en unos meses, tendrán menos “cartuchos” disponibles por sus ya de por sí elevados déficits fiscales, y expandidas hojas de balance de sus bancos centrales.

Imagen: secretsofthefed.com
La pasada reunión del G20 celebrada en Moscú, y el comunicado emitido al respecto no deja lugar a dudas. No se atrevieron a condenar abiertamente la manipulación de los mercados de divisas y su consecuente “guerra”, porque los principales manipuladores son sus naciones más influyentes, y no están dispuestos a detenerse en esta carrera de la devaluación para ser más “competitivos”.

¿Puede imaginarse un futuro negativo para el oro, mientras este escenario persista? La respuesta, sale sobrando.

Por eso, hoy que sabemos que las apuestas alcistas (“largos”) en oro de los grandes especuladores se han reducido, y aumentado las bajistas (“cortos”) podemos decir que sí, es el miedo el que está conduciendo el mercado.

Vaya contradicción. Temor debería provocar todo aquello que sí está en burbuja, cerca de sus máximos históricos como los bonos en la mayor parte del mundo, algunos índices bursátiles y divisas sobrevaluadas. De ellas sí hay que cuidarse, y qué mejor, que con una "espada" agresiva de plata, y un sólido escudo de oro.

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