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martes, 22 de enero de 2013

BANCO DE MÉXICO TITUBEA: ¿SUBIRÁ O BAJARÁ LA TASA DE INTERÉS?



El viernes pasado el Banco de México (Banxico), determinó mantener sin cambios su objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día, en 4.5 por ciento, donde se encuentra desde julio de 2009.

Este anuncio no sería ninguna sorpresa, si no fuera porque evidencia que, pese a contar con un diagnóstico correcto de la situación económico-financiera internacional y del país, titubea a la hora de tomar las decisiones adecuadas.

Esto es notorio cuando comparamos las conclusiones de sus dos últimos Anuncios de Política Monetaria, el del 30 de noviembre de 2012 y 18 de enero de 2013, pues en este lapso de solo mes y medio, dieron un vuelco de 180 grados, que nos llevó de la posibilidad de “un ajuste al alza en la tasa de interés de referencia”, a la ahora eventual reducción de la misma “para facilitar el ajuste de la economía a una situación de menor crecimiento económico y menor inflación.”

¿Por qué Banxico ahora sí comienza a considerar actuar? ¿Qué cambió en cuestión de semanas para la Junta de Gobierno? Mucho en lo político y poco en lo económico, en realidad.

Y es que si en la primera reunión citada se aludía a los riesgos del llamado “Precipicio Fiscal” en Estados Unidos, y a la “posibilidad” de mayores estímulos monetarios por parte de otros bancos centrales, en la sesión de este año ya era una realidad que no hubo tal abismo y sí, en efecto, se confirmaron los nuevos estímulos monetarios tanto a cargo de la Reserva Federal de Estados Unidos, como del Banco de Japón. Todo esto, en línea con lo esperado por casi todos los analistas serios.

En este sentido, aquí hemos dicho repetidamente que Banxico debió bajar más los tipos de interés en lugar de dejarlos en el mismo nivel desde hace más de tres años y medio, para al menos atenuar la colosal entrada de capitales golondrinos y sus efectos indeseados –consecuencia de ese “tsunami” de liquidez inyectado por los principales bancos centrales, que han inflado burbujas en el país que por ahora nadie quiere ver, pues se sabe que tarde o temprano tendrán que reventar.  

Entre ellas se encuentra la del peso mexicano, que se expresa en la artificial apreciación del tipo de cambio frente al dólar, y la de los bonos mexicanos, cuya elevación de precios ha comprimido los rendimientos para acercarlos a sus mínimos históricos. Una más es la de nuestro mercado bursátil.

Por otra parte, debemos tener en mente que después de la gran crisis que tocó fondo en 2009, una de las formas de “amarrar” la inflación ha sido justo a través del tipo de cambio. Un dólar barato ayuda sin duda a quitar presión al Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que terminó 2012 con una cifra de 3.57%, dentro de los límites tolerables para Banxico (hasta 4%).

Aquí podemos especular con cierto margen de certeza, que la mala decisión de “vitaminar” al peso a toda costa, pudo incluso haber venido de la oficina del entonces presidente Felipe Calderón. No podemos dejar de lado que en materia cambiaria, el Banco de México debe sujetarse a las directrices que le marque una Comisión de Cambios, que encabeza no el gobernador del Banco, sino el Secretario de Hacienda.

Por desgracia, toda la información relativa a las actividades de dicha Comisión, está clasificada como “reservada”. Sin embargo, las acciones del Banxico, como intervenir en el mercado cambiario cada vez que se “disparaba” el dólar, bien podrían hablarnos de una directriz muy clara de no permitir que cayera el peso.

Imagen: Antenasanluis
Esto podría haber cambiado, desde luego, con la llegada de una nueva administración federal. Ahí radicaría el factor político de este golpe de timón, que ojalá se dé en los próximos meses pues apunta en la dirección correcta.

Ello porque un peso artificialmente fuerte, afecta a la planta exportadora nacional, que genera gran número de empleos y divisas al país, en un ambiente en el que nuestro principal mercado, Estados Unidos, es afectado por una innegable desaceleración que nos golpeará muy pronto. De haber subido la tasa de interés, estos desbalances y las burbujas a reventar, se habrían vuelto más grandes aún.

Ahora bien, no todo es miel sobre hojuelas. El escenario que prevé Banxico de “menor inflación” para poder bajar su tasa, en realidad se refiere solo a la inflación general y la subyacente. El componente “no subyacente”, que abarca combustibles y productos agropecuarios, seguirá disparándose fuera del objetivo del Banco, lo que afectará más a los más pobres.

Más allá de ello, por lo aquí expuesto, la ponderación de costos entre subir o bajar las tasas, inclina la balanza a favor de la segunda opción, lo que significaría el fin de la fiesta del “súper peso” y el comenzar a desinflar las otras burbujas. Solo esperemos que esta vez, Banxico no demore más de la cuenta como es su costumbre. Para estos cambios Dr. Carstens se requiere valor, y ya no podemos perder más tiempo.

1 comentario:

  1. Muy ilustrativo tu análisis y creo que como dices . . "ya no hay mucho tiempo para actuar", las burbujas son casi siempre complicadas. En eso, en algún momento hubo algunos procesos semejantes de demora en Chile, y suelen traer consecuencias poco acotables. Ojalá no continúe encareciéndose mucho Mexico para el turismo y poder visitarlo. Slds, Edo.
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